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El régimen venezolano promueve redes criminales en el Caribe


Ilustración/Diálogo Américas
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Sumario

  • El Caribe se ha convertido en un punto clave para las organizaciones criminales transnacionales, impulsadas por redes ilícitas vinculadas al régimen de Nicolás Maduro.
  • La dependencia de Venezuela en economías criminales ha fortalecido su influencia regional, intensificando riesgos de seguridad y estabilidad.
  • El narcotráfico, liderado por el Cartel de los Soles y otras redes, se ha infiltrado en las Fuerzas Armadas venezolanas, consolidando rutas criminales hacia el Caribe.
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En los últimos años, el Caribe se ha convertido en un escenario clave para el auge de las organizaciones criminales transnacionales (OCT), un fenómeno impulsado en gran medida por redes ilícitas vinculadas al régimen de Nicolás Maduro.

Según un informe de InSight Crime de principios de 2025, la creciente dependencia de Venezuela de las economías criminales ha fortalecido la influencia de Caracas en la región, intensificando los riesgos para la seguridad y la estabilidad en todo el Caribe.

“No se debe pasar por alto que el régimen venezolano se ha mantenido en el poder durante más de 25 años. Lo mismo sucedió en Colombia entre finales de la década de 1970 y durante toda la década de 1980”, declaró a Diálogo Daniel Pontón, decano de la Escuela de Seguridad y Defensa de la Universidad IAEN de Ecuador. “La consolidación de las economías ilícitas, especialmente el narcotráfico, ha generado dinámicas que han impactado a toda la región y han contribuido a los conflictos transnacionales”.

El experto también destaca el papel central de la corrupción estructural bajo el liderazgo de Maduro: “Esta corrupción se deriva de un régimen autoritario que ejerce control político y territorial con una visión militarista”.

Según Pontón, este entorno ha facilitado la infiltración del narcotráfico en las Fuerzas Armadas venezolanas, dando origen al Cartel de los Soles (CdS). Socios internacionales afirman que Maduro está al frente de esta organización, compuesta por oficiales y funcionarios de alto rango. La dependencia del régimen de estas economías ilícitas, añade Pontón, ha sido clave para su permanencia en el poder durante más de dos décadas.

La designación de grupos venezolanos como organizaciones terroristas refleja un profundo cambio en la postura de seguridad de la región. En 2025, varias naciones de las Américas, incluyendo Argentina, Ecuador y Perú, se unieron a Estados Unidos para designar al CdS y al Tren de Aragua (TdA) como organizaciones terroristas y de alta amenaza.

Falcón: Epicentro de nuevas rutas criminales

El estado Falcón en Venezuela se ha consolidado como uno de los principales puntos de partida para el narcotráfico con destino al Caribe. InSight Crime señala que las fuerzas de seguridad locales regulan y protegen las operaciones de grupos narcotraficantes favorecidos, como los cárteles de Paraguaná y Sabana Alta, mientras que otras organizaciones, como el Cartel de la Guajira, continúan sus actividades con aparente aprobación oficial.

Simultáneamente, un grupo criminal venezolano distinto, llamado Los Lobos —sin relación con la organización terrorista ecuatoriana del mismo nombre— ha expandido sus operaciones de narcotráfico y trata de personas a Curazao y Aruba. En los estados costeros de Sucre y Delta Amacuro, cerca de Trinidad y Tobago y Guyana, operan redes vinculadas al régimen venezolano, controlando las rutas de contrabando de drogas, armas, minerales y personas. Según InSight Crime, estos grupos imponen impuestos a cada embarcación que zarpa, consolidando un modelo de control territorial y económico.

Pontón subraya que los narcotraficantes necesitan rutas seguras, puntos de abastecimiento y refugios en el mar Caribe. «Estas redes necesitan espacios logísticos y estratégicos, al igual que los piratas de antaño, que escondían su cargamento en las islas», afirma. Este esquema implica corrupción, compra de favores e influencia política, lo que facilita la expansión del crimen organizado desde Venezuela hacia las islas del Caribe.

Impacto regional: violencia y economías distorsionadas

El narcotráfico en el Caribe está vinculado a niveles récord de homicidios, corrupción, retrocesos democráticos y lavado de dinero. Estas dinámicas han alimentado guerras entre pandillas por el control de las economías criminales, han expandido el tráfico ilegal de armas y han exacerbado la trata de personas dentro y fuera de la región, según indica el centro de estudios estratégicos Center for Strategic and International Studies (CSIS).

“Para las islas del Caribe, la proximidad a una nación que ha estado subyugada durante décadas por el régimen venezolano representa una amenaza constante. Más allá de las implicaciones políticas, también abre oportunidades económicas para actores vinculados a redes de poder y actividades ilícitas, lo que aumenta los riesgos de infiltración y dependencia en las economías locales”, afirmó Pontón.

Incautaciones y el papel del régimen venezolano

Los esfuerzos internacionales de interdicción de drogas están arrojando un volumen creciente de narcóticos con origen en Venezuela. Según InSight Crime, muchas de estas operaciones involucran embarcaciones y tripulaciones venezolanas, a menudo vinculadas al Cartel de los Soles. Además, se ha relacionado a instituciones estatales con envíos de cocaína desde el estado de La Guaira, cerca de Caracas, hacia destinos internacionales.

En 2024, el Caribe registró incautaciones récord de cocaína, lo que refleja un aumento tanto en la producción como en el tráfico regional. Martinica incautó 10,5 toneladas de un solo buque; República Dominicana confiscó 9,5 toneladas, la mayor cantidad de su historia; Jamaica y Barbados también establecieron récords con 2,6 y 3,5 toneladas respectivamente, mientras que Haití sigue sumido en una crisis de seguridad que dificulta el control del narcotráfico, según destacó InSight Crime en su informe.

“En las pequeñas economías caribeñas, el narcotráfico puede distorsionar gravemente los indicadores locales”, afirmó Pontón. “Un solo cargamento que transite por sus aguas o genere ingresos ilícitos puede alterar la estabilidad económica y fomentar la corrupción, especialmente en contextos institucionales frágiles”.

Respuestas y desafíos para los gobiernos caribeños

Ante esta situación, los países del Caribe han adoptado estrategias autónomas para combatir el crimen organizado transnacional vinculado a redes venezolanas. Han fortalecido las capacidades de sus fuerzas de seguridad, promovido reformas legales y fomentado el intercambio de inteligencia.

La cooperación regional se está intensificando a través de organizaciones como CARICOM y la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS), que coordinan operaciones conjuntas e intercambian información sobre el tráfico de drogas, armas y personas, con el objetivo de fortalecer la seguridad regional, según indicó el CSIS.

Trinidad y Tobago, por ejemplo, ha reforzado la vigilancia marítima y los controles portuarios en colaboración con la DEA y la Guardia Costera de Estados Unidos, participando en ejercicios como Tradewinds, patrocinado por el Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), para contrarrestar las amenazas transnacionales.

La República Dominicana ha ampliado las patrullas marítimas y terrestres, implementado programas de análisis financiero para rastrear redes de lavado de dinero y mantenido acuerdos con Estados Unidos para recibir apoyo técnico y logístico en la lucha contra el narcotráfico.

Por su parte, las Bahamas ha fortalecido la cooperación internacional contra el narcotráfico y los delitos conexos, promoviendo la asistencia técnica, el intercambio seguro de información de inteligencia y las mejores prácticas entre los Estados, según la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas de la OEA.

A pesar de estos esfuerzos, los gobiernos del Caribe se enfrentan a desafíos persistentes: su ubicación geográfica, que facilita el tránsito de drogas y personas; el tamaño y la estructura de sus economías; la solidez de sus instituciones; y su capacidad de seguridad y supervisión.

Hacia una estrategia multilateral

Superar la expansión del crimen transnacional en el Caribe requiere una respuesta coordinada. El CSIS recomienda que Estados Unidos y sus socios desarrollen una estrategia centralizada, establezcan protocolos aduaneros uniformes, fortalezcan las patrullas y las operaciones de interceptación, implementen tecnología avanzada en los puertos, promuevan el intercambio de inteligencia y colaboren activamente con el sector privado.

La sombra del régimen venezolano se cierne sobre el Caribe, y solo una acción colectiva y decisiva podrá contenerla.

(Publicado originalmente en la revista Diálogo Américas, del Comando Sur de EEUU)

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